Una de las obras más destacadas de Fidias es sin duda su Atenea Lemnia. (La mejor copia romana del cuerpo que ha llegado hasta nosotros se encuentra actualmente en la exposición temporal: Entre Dioses y Hombres, en el Museo del Prado. Madrid.)
Muestra a la diosa no como guerrera sino como pensante, como intelectual. Y es que Atenea era, no solo diosa de las armas sino también de la mente y el intelecto.
Lleva la lanza en la mano izquierda y el casco en la derecha como intentando mantener una conversación con él mediante la mirada. Los pliegues de la túnica son rectos y acanalados pero ya con una vida especial. La égida aparece cruzada y podría ser precedente de la Atenea representada en el frontón occidental del Partenón.
Uno de los detalles más impresionantes es el del brillo de la cara, la tranquilidad que transmite, la armonía que da el contraste entre la lisa piel del rostro y los bucles del pelo recogido.
En su origen era de bronce, de 2 m de altura. Fue consagrada en la acrópolis de Atenas h. 450 a.C.
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