domingo, 17 de mayo de 2009

Guadalajara Romana

Hay muy poco escrito sobre el pasado romano de nuestra provincia, quizás las pocas cosas que tenemos se remitan a dos o tres villas semiperdidas, algunos restos de calzada, quizás algún puente... Y, sin embargo, el territorio que actualmente ocupa Guadalajara fue una importante zona de paso entre Complutum y Cartago Nova, así como entre Segobriga y Tarraco.

Creo que es necesario reclamar una mayor atención frente a la riqueza cultural de nuestra provincia, para así fomentar el interés de la población y acabar concienciando a las autoridades de lo importante que es el patrimonio y la cultura.

Por ello estoy profundizando en el estudio de la Guadalajara Romana.


Y aquí os dejo una primera prueba de ello:

Son una serie de cartas que confirman y prueban la existencia de multitud de restos romanos y de otros campos de la historia que se encontraron en 1859 durante la construcción de la línea de ferrocarril Madrid-Zaragoza que pasa por nuestra provincia.

Os remito aquí, como ejemplo, dos cartas.

En la primera el Teniente Coronel de Ingenieros, Ángel Rodríguez Arroquia, manda a la Real Academia de la Historia una segunda copia de la relación de objetos encontrados en las obras. (No os perdais en la primera línea de la carta el gazapo ortográfico que mete el coronelito).


La segunda carta corresponde a una minuta de oficio emitida por la Real Academia de la Historia en la que se confirma que ya se dio las gracias al Teniente Coronel por los objetos de antigüedad que cedió a la Academia.




Y como estas hay muchas más. Por ello tenemos que buscar un acercamiento mucho más profundo a la antigüedad de nuestra región, que existe y es muy rica.

Pablo Aparicio Resco


P.D.: Especialmente interesante es observar que la burocracia es y siempre ha sido lenta en demasía. Símplemente viendo las fechas se ve que la primera carta es del 1860 y la segunda de 1867. Así, 7 años después todavía estaban dando vueltas al asunto.

P.D.(2): Aparte podemos ver cómo la letra del Teniente parece ser de un hombre que solo ha estudiado los primeros años de caligrafía, que sabe escribir por suerte "gracias a los cuadernillos rubio" y que ha escrito la carta con cuidado y lentitud y, pese a todo, con algunos errores.

Por otro lado, la letra del secretario de la Academia de turno -o quizás sea la del propio Exmo. Señor de Instrucciones Públicas como reza en la cabecera- es de un hombre que lleva escribiendo minutas toda su vida y que quizás no haga nada más en lo que le resta de ella. Está escrita con la rapidez, precisión y certeza de alguien que debe ponerse a escribir otras cien después de acabar esa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario