miércoles, 9 de julio de 2008

Ahí está...


Ahí está, colgado en mi habitación, medio desgastado por el tiempo y demostrando cómo de una hoja de papel, que antes fue vida en forma de árbol, se puede sacar vida de nuevo.

Posiblemente sean las mejores luces y sombras que he conseguido nunca, quizás como la vida misma, llena de ilusiones, momentos increibles, días y noches geniales... pero también de oscuros instantes de desesperación, de cansancio, de agobio.

Es como aquella mano que necesita aferrarse a algo, a una historia, a un sueño, qué mejor que recojer eso en un libro.

Una mano que surje de una camisa donde predominan los trazos sueltos, el no saber, la intuición, la emoción.

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