Te levantas una mañana, en la habitación de un hotel, y las primeras luces del alba te dicen que ya son las ¿4 de la mañana? Algo está mal… ¡ah! No, que estás en Macedonia, cierto.
Y mientras te vistes a toda prisa, coges tu mochila, tu sombrero y tu botella de agua, ya llevas encima lo más esencial: la ilusión. Este es el primer ingrediente de la fórmula.
Tras diez minutos de bamboleante paseo en un dormido autobús, te encuentras en medio de la nada, al pie de una pequeña montaña y cerca de un pueblecito de no más de diez casas. El pueblo no te interesa y subes montaña arriba. Un poco más. Un poco más. ¿Parecía más pequeña desde abajo? En fin, al llegar cerca de la cima te espera un increíble yacimiento, una monumental rampa, grandes muros de sillares y cientos, miles, de restos de personas de antes de nuestra época enterrados bajo tus pies. Este es el segundo ingrediente: un perfecto yacimiento sin explorar.
Amanece. Las siluetas de árboles, rocas y almas danzan en un escenario sin igual, con un paisaje idílico como telón de fondo.
Y, cuando llevas tres horas picando, o agachado arañando los restos de la historia, leyendo este libro de única lectura, alguien da una voz dos catas más allá. Cuando te quieres acercar ya se ha llenado de gente formando un círculo apretado. ¿Qué regalan? Fragmentos del Pasado. Y ¿cómo se ha conseguido eso?, esta pregunta te da el tercer ingrediente: Trabajo.
Allí estaba. A los pies de todos nosotros comenzaba a surgir de la tierra un trabajado triglifo.
Pero alguien da otra voz algunos metros más allá, ¿Qué? Otro triglifo, idéntico al anterior. Y cuando la atención de la gente se concentra en este nuevo hallazgo ¡Una metopa!, ¡Ha aparecido junto con el primer triglifo! Ya tienes el cuarto y último ingrediente: Suerte.
Y con ello los primeros restos en Bylazora de templos antiguos cuyos materiales han sido reutilizados en tiempos posteriores…
Esperemos ahora encontrar los nuevos y, seguramente, más grandes y ricos templos.
Ilusión, trabajo y suerte, son los tres ingredientes que nos permiten triunfar en el yacimiento de nuestra vida, aunque este sólo sea en pequeño mundo de palabras con las que enhebrar un breve poema.
ResponderEliminarMuy buena tu entrada de un diario.
Un beso