Los Parques Arqueológicos de Castilla-La Mancha cambian su gestión. ¿Qué va a significar esto?

La poca eficiencia de la gestión pública de los parques arqueológicos fue la excusa que la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha puso para anunciar, a comienzos de Mayo, un cambio en la mano rectora de los mismos: se impondrá un modelo público-privado, en el que la explotación de los recursos turísticos de cada parque sería puesta en marcha por empresas privadas mientras que la supervisión de estas actividades y la realización de las tareas de investigación serán capitaneadas por un nuevo Centro Regional de Patrimonio, que dependerá de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Pero, ¿Qué significa todo esto? Pues bien, en resumen, que Mª Dolores de Cospedal pretende ahorrarse el sueldo de los guías, del personal de información y tienda, etc., de los parques arqueológicos de nuestra provincia -excluyendo, de momento, Segóbriga, por ser el más grande y activo, y probablemente el que aporta más beneficios-. Para ello, deja su trabajo en manos de empresas privadas que deberán aportar ese dinero y, cómo no, llevarse también los beneficios de esa explotación. 

Las página oficial del Plan de Parques Arqueológicos de Castilla-La Mancha todavía -a 1 de Septiembre de 2012- no menciona estos cambios y sigue hablando de la Red de Parques Arqueológicos de CLM, sin ni siquiera anunciar que este sistema está en completo desenmantelamiento. 

Hace un par de días se anunciaron las primeras consecuencias de este "cambio de gestión", que nos afectan a todos: desde el 9 de Septiembre se cerrarán, de forma indefinida, los parques arqueológicos de Alarcos-Calatrava (Ciudad Real), Recópolis (Guadalajara) y Carranque (Toledo). De Tolmo de Minateda (Albacete), que comenzaba a dar sus primeros pasos, todavía no se sabe nada concreto pero parece que correrá el mismo camino. Las visitas del público serán eliminadas de forma temporal para permitir "desarrollar un trabajo de catalogación y análisis de los parques y sus recursos, para posteriormente desarrollar un pliego de condiciones para poder sacar a licitación la explotación de los parques y, así, las empresas interesadas se hagan cargo de su gestión". 

Sí, a mí también me suena esto a una cosa: mucha palabrería -nótese la excesiva presencia de la palabra "desarrollo"- que vendrá acompañada de un sinfín de trámites administrativos y legales que sin duda ralentizarán no sólo la reapertura de los parques sino su correcta puesta en marcha en cooperación con los avances de excavación e investigaciones de los mismos.  

Todos debemos dar vueltas en la cabeza una serie de dudas y temores: 

1. ¿Se conseguirá una correcta comunicación entre los equipos de investigación y excavación -que, según parece, seguirán dependiendo directamente del ámbito público- y la dirección privada del parque?
2. ¿Es de verdad necesario "un trabajo de catalogación y análisis de los parques y sus recursos" siendo tan abundantes los estudios que han sido realizados sobre ellos y que nos permiten conocerlos  -casi- a la perfección? 
3. ¿Se abandonará la búsqueda sensata de beneficios a medio y largo plazo por el rápido desenfreno de conseguirlos a corto plazo, impulsados por el interés de las empresas privadas? ¿Cómo influirá esto a la investigación arqueológica?
4. ¿Durante cuánto tiempo se nos privará a la población del uso y disfrute de nuestros parques arqueológicos -que, no lo olvidemos, son parte de nuestro pasado y por ello nos pertenecen a todos-?

Como estas se pueden hacer muchas más preguntas. ¿Sólo el tiempo les dará respuesta? No. También nosotros tenemos voz. Pensar y actuar son las mejores respuestas. Ésta es otra de las consecuencias de la política extrema de recortes en el área de Educación y Cultura, que vienen de la mano de personajes como el actual ministro Luis de Guindos que califica la Cultura como "entretenimiento". Con impresentables de este calibre no podemos cruzarnos de brazos y esperar. 

Pablo Aparicio Resco

@ArcheoPablo