sábado, 25 de agosto de 2012

El Templo de Ceres y Faustina de Roma.


Puedo pasar por alto esa frase de "en Roma, das una patada a una piedra y te sale una ruina." E incluso podría admitir que es cierta. Sin embargo, jamás me inclinaré ante la de "¡...si todo está roto, son cuatro piedras tiradas por ahí!". Eso sí que no. Y cada vez que hablemos sobre la Città daremos mil razones para enterrar profundamente esa absurda afirmación, convenciendo de lo contrario a los ignorantes que la sostienen. 

Grabado del Templo de Ceres y Faustina realizado por Piranesi en el s. XVIII.

Parque de la Caffarella

Uno de los monumentos más olvidados de la Antigua Roma es el Templo de Ceres y Faustina. Se encuentra en el "Parco della Caffarella", entre la vía Appia Antica y la vía Latina. Romanos y no romanos recorren a diario las zonas públicas de este parque que ofrece espacios magníficos para salir a correr rodeado de moles de mattoni antiguos y una sorprendente variedad de fauna -de vacas a gatos, pasando por toda la escala intermedia de tamaños-. Las zonas privadas, en cambio, atesoran también grandes tesoros, uno de ellos es el Templo de Ceres y Faustina.

En el siglo II d.C., entre el secondo y el terzo miglio de la vía Appia -o, lo que es lo mismo, a unos 3,5-4 km de Roma- poseía grandes propiedades la antigua familia romana de los Annii, que pasarían desde el 160 al gran Herodes Ático. Éste se había casado en el 140 con Annia Aspasia Regilia -una de las ricas hijas de la familia de los Annii- y veinte años más tarde ésta murió en oscuras circunstancias: según algunos, el propio Herodes la asesinó a traición para heredar cuanto antes sus pertenencias; según otros, la romana murió durante un parto. Sea como fuere, Herodes se hizo con los territorios que los Annii tenían en torno a la vía Appia, y allí levantaría el Templo de Ceres y Faustina. 


El Templo de Ceres y Faustina


Tras la muerte de su esposa Annia, Herodes quiso levantar un templo a la memoria de su mujer en las propiedades que ésta le había legado. Como no podía divinizarla, levantó el lugar de culto en honor a la diosa Ceres, divinidad de la tierra y de los campos -y también apropiada para un templo en honor a una difunta, al relacionarse con la llegada de la Primavera-; también se lo dedicó a Faustina la Mayor, mujer divinizada de Antonino Pio, queriendo quizás expresar que, al ser humana como ella, Annia también podía llegar a adquirir la categoría divina

Reconstrucción axonométrica del templo.
Vista del Templo de Ceres y Faustina en la actualidad.


El Templo se construyó principalmente en ladrillo con excepción de las columnas y el arquítrabe del pórtico, que son de mármol pentélico, canteras griegas que pertenecían a Herodes Ático. En el exterior destaca el gran friso que vemos sobre el arquítrabe, que probablemente estuvo decorado en origen pero que ya en la edad moderna se encontraba desnudo. 

Bóveda de casetones del interior del templo.
Detalle de la parte superior de la fachada.


El interior también se conserva en buen estado, siendo uno de los pocos templos que no ha perdido su cobertura original: una bóveda de medio cañón decorada con casetones octogonales. Estos estuvieron también decorados en en su interior con relieves en estuco que hoy se han perdido, solo se conserva el central, que representa la apoteosis de Annia Regilia. Bajo la bóveda encontramos un friso muy deteriorado, también de estuco, que nos muestra una decoración de armas y trofeos que aluden a la victoria sobre la muerte. 

Apoteosis de Annia Regilia
Friso con la representación de trofeos y armas.







En el siglo IX es transformado en la Iglesia de Sant'Urbano y eso conlleva grandes cambios en su decoración interior. Se realiza entonces una cripta y los frescos que decoran las paredes del templo, algo deteriorados en la actualidad, pero que nos muestran una rica iconografía. Algunos de ellos han sido repintados en varios momentos de la Historia, particularmente después de 1634, cuando el edificio es adquirido por la familia Barberini, que cierra el espacio exterior entre las columnas -quedando el templo tal y como se ve hoy en día-.

Frescos del muro de entrada:

Crucifixión. Fresco firmado por un tal Fratel Bonizzo y datado en el 1011. En esta imagen, más que en el resto, se aprecian repintes del siglo XVII, posteriores a 1634. 

Pasajes del Nuevo Testamento. Arriba, de izquierda a derecha: Cristo ante Pilatos; la Flagelación de Cristo. Abajo, de derecha a izquierda: El Prendimiento de Cristo; Cristo con la Cruz a cuestas.

Pasajes del Nuevo Testamento. Arriba, de derecha a izquierda: la Deposición de Cristo; las Marías ante el Sepulcro. Abajo, de izquierda a derecha: Cristo se aparece a Magdalena; la Anástasis. 

Frescos del muro izquierdo:

Pasajes del Nuevo Testamento. Arriba, de derecha a izquierda: Resurrección de Lázaro; Entrada de Cristo en Jerusalén. Abajo, de derecha a izquierda: La Última Cena; el Lavatorio de los Pies.

Pasajes Hagiográficos (Vida de Santos). Arriba, de derecha a izquierda: Conversión y bautismo de Valeriano; Amputación de las manos a un mártir; Martirio de San Lorenzo. Abajo, de derecha a izquierda: Conversión y bautismo de Tiburcio; Escena de martirio; Escena de martirio.

Frescos del muro del fondo:

Arriba: San Urbano y el Clero ante Almaquio. Abajo: San Urbano y sus secuaces fustigados. 

Cristo bendiciendo flanqueado por dos Ángeles. A su lado San Pedro y San Pablo.
Arriba: escenas de la vida de S. Anolino, su bautismo y muerte. Abajo: S. Urbano derrumba el Templo de Júpiter, Martirio de S. Urbano y de su Clero.

Frescos del muro derecho:

Arriba, de izquierda a derecha: Santa Cecilia reparte entre los pobres los alimentos de Valeriano y Tiburcio.; Santa Cecilia delante del Prefecto Almaquio; Anunciación. Abajo, de izquierda a derecha: Muerte de Santa Cecilia; Entierro de Santa Cecilia; Natividad.
Arriba, de izquierda a derecha: El Anuncio a los Pastores; el Viaje de los Magos; la Adoración de los Magos. Abajo, de izquierda a derecha: el Sueño de José; la Fuga a Egipto; la Matanza de los Inocentes. 

En la cripta también encontramos un fresco:

Cripta con fresco. La Madonna con el Niño flanqueada por San Urbano y San José. 

El Templo de Ceres y Faustina, reconvertido en iglesia, fue visitado por Piranesi, que realizó varios grabados del mismo. Él creyó que éste era un Templo de Baco, debido a ciertos relieves que encontró en los alrededores. El templo fue adquirido en el 2002 por el Comune de Roma y, por motivos que nunca han quedado claros, se ha dado al cuidado del Vicariato de Roma, convertida desde octubre de 2005 en Rectoría y cerrada por ello al público. 

Grabado de Piranesi que muestra el Templo de Ceres y Faustina. 

Pablo Aparicio Resco
@ArcheoPablo

1 comentario:

  1. una pregunta esas pinturas de que año son se ven muy interesantes

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