Molière, por Nicolas Mignard (1658)
Las apariencias y la hipocresía juegan un papel demasiado importante en la actualidad, pero sin duda la época en la que todas las relaciones sociales eran puros juegos escénicos, la época en la que se honesto implicaba ser vano, hipócrita, chismoso... esa era el Barroco.
Molière (1622-73) fue un dramaturgo y actor francés que, en pleno s. XVII pone en boca de Elianta, en su obra "El Misántropo", estas palabras que nos muestran cómo la hipocresía jugaba - y quizás juega - un papel principal en el Amor:
"Por lo común, bien otras leyes sigue el amor,
vemos que siempre elogian su elección los amantes;
su pasión, de censura no encuentra nada en ella,
y el objeto amado todo amable se vuelve;
colocan los defectos entre las perfecciones,
y saben aplicarles nombres que favorezcan.
En blancura al jazmín semejante es la pálida;
es morena adorable, la negra que da miedo;
la flaca, ligereza y cinturita tiene;
está la gorda llena de un porte majestuoso;
la que va desgreñada, y es muy poco atractiva,
es puesta bajo el rótulo de belleza informal;
la giganta, a sus ojos una diosa parece;
la enana, abreviatura del deleite del cielo;
la altiva, un corazón tiene digno de un trono;
ingeniosa es la astuta, la necia siempre es buena;
de simpático humor la parlera en exceso,
y honesta y pudorosa muéstrasé la que es muda.
Así es cómo un amante de exagerada llama,
ama incluso las faltas de aquella a la que quiere.
En fin, vereis que no le falta razón y que el tono de sarcasmo y queja contra un comportamiento aristócrata es palpable. Elianta, junto con Filinto, constituyen en la obra el puente que une el coro de cortesanos donde reina la hipocresía y la figura protagonista de Alcestes como extremo de antisocial y de figura que repudia la sociedad en la que vive.
Pablo Aparicio Resco
Molière (1622-73) fue un dramaturgo y actor francés que, en pleno s. XVII pone en boca de Elianta, en su obra "El Misántropo", estas palabras que nos muestran cómo la hipocresía jugaba - y quizás juega - un papel principal en el Amor:
"Por lo común, bien otras leyes sigue el amor,
vemos que siempre elogian su elección los amantes;
su pasión, de censura no encuentra nada en ella,
y el objeto amado todo amable se vuelve;
colocan los defectos entre las perfecciones,
y saben aplicarles nombres que favorezcan.
En blancura al jazmín semejante es la pálida;
es morena adorable, la negra que da miedo;
la flaca, ligereza y cinturita tiene;
está la gorda llena de un porte majestuoso;
la que va desgreñada, y es muy poco atractiva,
es puesta bajo el rótulo de belleza informal;
la giganta, a sus ojos una diosa parece;
la enana, abreviatura del deleite del cielo;
la altiva, un corazón tiene digno de un trono;
ingeniosa es la astuta, la necia siempre es buena;
de simpático humor la parlera en exceso,
y honesta y pudorosa muéstrasé la que es muda.
Así es cómo un amante de exagerada llama,
ama incluso las faltas de aquella a la que quiere.
En fin, vereis que no le falta razón y que el tono de sarcasmo y queja contra un comportamiento aristócrata es palpable. Elianta, junto con Filinto, constituyen en la obra el puente que une el coro de cortesanos donde reina la hipocresía y la figura protagonista de Alcestes como extremo de antisocial y de figura que repudia la sociedad en la que vive.
Pablo Aparicio Resco
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