martes, 17 de abril de 2012

Alta traición en Siria

Hoy es un día gris. En un año gris. En una década gris. Se habla mucho de la crisis, de Repsol y los recortes, de las barbas de Rajoy y las charlas o charlatanerías de Sarcozy, pero se olvida en muchos casos la interminable guerra que está sufriendo el oriente del Mediterráneo. Y hablamos de Siria. El patio del vecino, como quien dice, se muere.

Columnas, columnas y más columnas. La imagen que tenemos de la Siria de la antigüedad está protagonizada por las inmensas vías amarillentas y monumentales. Las ruinas de Palmira o Apamea nos contemplaban de forma regia desde hace más de 2000 años y recibían miles de visitantes diarios que se quedaban sin palabras ante tal paisaje de la Historia. Eso ya ha cambiado: hoy, a la sombra de las columnas de la siria helenística solo huyen las lagartijas bajo el fuego de los carros de guerra, las piedras agonizan por segunda, tercera o cuarta vez. Un esqueleto no debería nunca ser descuartizado, bastante tiene con lo que tiene, pero ¿cientos de sitios arqueológicos, impresionantes castillos, museos, iglesias, mezquitas.....? La lista de damnificados se hace interminable: el castillo del Crac de los Caballeros, el oasis de Palmira, la ciudad griega de Apamea, la romana de Emesa, un templo asirio del siglo XIII a.C., el museo de Hama, una iglesia ortodoxa en Homs... todos ellos han sido víctima de saqueos y destrucciones deliberadas....por parte del propio régimen sirio. Sí, como lo oís.

Los tanques de Bashar al Assad, presidente del régimen sirio, bombardean incesantemente la ciudad de Apamea como se puede ver en este video:



Y como ésta, tantas otras. El gobierno de Bashar argumenta su régimen represor en una lucha contra el terrorismo que ahora se antoja más ficticia que real. Destruye ciudades, museos y ruinas, destruye su propio país, para mantener su puño de hierro cerrado en torno a un cuello que ya ha sangrado más de 10.000 víctimas. El gobierno comete terribles atentados que adjudica a grupos terroristas suníes y, si por casualidad les pillan con las manos en tan sucia masa -como ha ocurrido en más de una ocasión-, se excusan en que los terroristas, como ratas, se esconden entre las ruinas, en museos, iglesias, castillos... pero, ¿Ante qué nos quieren hacer creer que estamos? ¿Ante terroristas o ante culturetas mascachapas rebeldes? No nos llevemos a engaño, estamos ante otra de esas armas de destrucción masiva de las que se pretendían encontrar en Irak. Estamos ante otra de las excusas que ponen los de arriba para seguir estando arriba. Y todo ello se cobra un precio: terrible en las miles de víctimas que caen ante la pólvora de aquellos que pretenden gobernarlos, terrible en la destrucción deliberada del patrimonio no solo de Siria sino del Mediterráneo y de toda la Humanidad. 

Duele que se destruya el patrimonio en el campo de batalla, en el fuego cruzado, siempre ha pasado. Pero es repugnante que alguien que dice gobernar un país lo destruya indiscriminadamente para seguir imponiendo el régimen del miedo y no perder el poder sobre él.

¿Cómo acabamos con ésto? ¿Iniciando otra guerra internacional que obligue a EEUU y sus secuaces a llenar de sangre el desierto de Oriente Medio? ¿Impulsando a una revolución interna, desde la propia población siria que yace desesperada y exhausta bajo la bota de Bashar? 

No soy capaz de responderlo, pero quizás no esté de más plantearse éstas y otras preguntas.

Pablo Aparicio Resco
@ArcheoPablo



2 comentarios:

  1. Muy bueno tu comentario, amigo Pablo. Estoy contigo en este dolor y en este asombro. Hace 15 años visité Siria de arriba abajo. Estuve también en Palmira, y en Bosra. Y en la tumba de San Juan, en la gran mezquita de Damasco. ¿Como es posible que pueda ocurrir esto? Es lo más grave que está ocurriendo en el mundo, porque además, como bien dices, es el propio gobierno el que está destruyendo y expoliando su país. ¿Con qué objeto? Ahí en Siria nació la Humanidad y ahí, en Siria (es una sospecha, una intuición mía, solamente) acabará la especie. Quizás no lo veamos, pero va a ser ahí.

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  2. Si, la verdad es que es terrible. Yo no he tenido la suerte de poder ir todavía pero espero que, cuando acaben la guerra (¿Acabará? Sí, siempre acaba y empieza en otro sitio.) y se estabilice la situación, pueda hacer un viaje por allí. Es una pena, con todo el potencial turístico que tienen esos países, que se estén autodestruyendo de esta forma...

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