viernes, 24 de agosto de 2012

El Patrimonio, a la conquista de las Redes Sociales.

Los restos de nuestro pasado siempre han luchado para poder llegar a todos. Hace unos años, la batalla se libraba a los pies de los museos, iglesias y centros de interpretación. Las únicas imágenes de la vanguardia, de las últimas noticias y primeros chascarrillos, llegaban pasados un par de días a las televisiones provinciales y, en los mejores casos, a aquellas nacionales. Los periódicos, de cuando en cuando, incluían entre sus páginas de cultura alguna noticia que oscilaba entre la columna y las dos páginas -oh, gran privilegio-, eso sí, frecuentemente en contrastado blanco y negro. 

Subir al carro de las Redes Sociales se ha convertido en una de las mejores armas con las que cuenta hoy en día el Patrimonio para llegar a todos. 


¿Cómo se seguían aquellas noticias? Tarea engorrosa para el no adicto al tema en concreto. Oía algo en la caja tonta a la hora de comer -normalmente en el mismo tono insoportable y dulzón- y sí, le sonaba a cultura, a algún hallazgo, quizás podría llegar a resultarle interesante pero... espera, espera, que llegan los deportes. Y la pequeña ventana desde la que el patrimonio podía asomarse a todos quedaba apisonada por el coloso del fútbol. Que, por otro lado, interesaba más a los comensales. 

Como todos los cambios históricos, el salto del Patrimonio a las Redes Sociales no tiene fecha concreta. Nadie se acuesta medieval y se levanta renacentista, decía un profesor mío. Y en este caso vuelve a cumplirse. 

Poco a poco, se fueron haciendo cada vez más importantes las áreas de cultura en los periódicos digitales, que ya engullen al papel y que comenzaron a ser progresivamente más visitados por todo el mundo, al ser un medio de información accesible cuando se quisiera y, frecuentemente, actualizado minuto a minuto

Noticias sobre Historia, Arte y Arqueología dan la vuelta al mundo gracias a las Redes Sociales.


Sin embargo, la gran revolución llegó de la mano de Facebook y Twitter. Miles y miles de personas interesadas en el Patrimonio siguen hoy al segundo, con verdadera asiduidad, las publicaciones de innumerables medios que hablan de Historia, Arte y Arqueología. Y, ya nos lo decían en el colegio: "¡Compartid!" Esa es la clave de las redes sociales: los enlaces que se comparten en Facebook o se retwittean en Twitter hacen que la información llegue a amigos y seguidores que en un principio no estarían interesados. Así, a lo largo de este año, noticias como la terrible situación del patrimonio en Siria, la recuperación del Códice Calixtino, el estudio del Claustro de Palamós, o el reciente desastre de la "restauración" del Ecce Homo de Borja, han estallado en las redes sociales y generado múltiples reacciones entre afines y ajenos. 

La creciente importancia de estas "cajas de sastre" del siglo XXI permite, además, que la proyección del Patrimonio sea mucho mayor gracias a plataformas dedicadas exclusivamente a su difusión como Canal Patrimonio, Mediterráneo Antiguo, Románico Digital, Gerión, etc., blogs de particulares o páginas coordinadas por profesionales que contribuyen a extender la información como la pólvora, con rigor, criterio, y de forma amena. 

Una particular se hace una foto con el "Ecce Homo" de Borja tras su  fatídica "restauración".

Sin embargo, bien es cierto que en ocasiones la velocidad con la que nos llega la información hace que la lectura pausada y el contraste de fuentes se deje de lado completamente. Algo así pasó, por ejemplo, con la rimbombante noticia de que las cabezas de la Isla de Pascua poseían cuerpo -algo que se vendió como novedad y que, en cambio, ya aparece reflejado en libros de hace décadas que tratan el asunto-. 

Algo así está sucediendo también con la reciente noticia del hallazgo de una cabeza de León de Bronce y una armadura o escultura en las aguas del mar de Riace: se publicó a los cuatro vientos en los medios italianos, y se difundió rápidamente en las Redes Sociales. Poco después se dijo que la supuesta "armadura o escultura" era el radiador de una embarcación moderna. Facebook y Twitter, en cambio, no entienden de parar, leer, contrastar y publicar. Son una batidora acelerada, una cuádriga de caballos desbocados, y todavía sigue dando vueltas la noticia del hallazgo de una "escultura o armadura".

La cabeza de león de bronce que en un principio se dijo que se encontró junto con una armadura o escultura  cuando en realidad era un radiador moderno. El bulo todavía campa a sus anchas por las Redes Sociales. 

Pese a todas las desventajas que puedan tener, las Redes Sociales constituyen sin duda un aliado para la difusión del Patrimonio. Aprovechémoslas. 


Pablo Aparicio Resco
@ArcheoPablo

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